De los versos clandestinos...

Margarita Carrasco

 


I
Lo clandestino es la libertad agazapada.
Los cantos de una cigarra bajo la tierra.
Un sol amortajado.







En Junio del 2005, mientras asistía a un seminario en FLACSO, me encontré con una exposición llamada “Libertades clandestinas”, que reunía folletos, volantes, diarios, revistas e imágenes prohibidas en los tiempos de cruel represión y que constituyeron la forma de sobrevivir en dictadura y germinar mañanas.
Detenerme en cada espacio de ella, en cada panel, en cada fotografía, documento, testimonio, fue reencontrarme con esos versos clandestinos que aún guardaba entre mis cosas de adolescente, de estudiante, de mujer, que veía con ojos desorbitados, lo que el oficialismo ocultaba cada día.
Y he sentido la necesidad de querer unir esos versos clandestinos que brotaban como gritos de vida frente a un silencio mortal con las imágenes de esa exposición que reflejaba los respiros de conciencia, los sueños que sobrevivían y la fuerza de un pueblo que los había soñado a toda conciencia y compromiso.


Gracias a la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales por esa sensibilidad con la memoria de Chile.





II
Hay que comprar los diarios cada mañana,
amaneciendo las noches frías.
Especialmente,
si bajo sus hojas,
hay hombres
que ya no escupirán la miseria
al sol del mediodía.
 





III
Es necesario darse el tiempo de conocer
los comunicados oficiales cada día.
Sólo así se puede saber
si has integrado un comando guerrillero inexistente
y has sido dado de baja
en algún enfrentamiento...






IV
No apague la luz,
general.
¡No la apague!
Quiero que vea a sus nietos
respirando este enmohecido aire
de muertos y balas
que usted tanto goza.





V
Y clandestinamente
este pueblo sigiloso
va invadiendo las calles
destinadas a las fuerzas de seguridad.





VI
La esfera gira y arde
vigilante
con su ojo eternamente
despierto.
Aún así
conspiramos en la mirada
en la sonrisa
en la esperanza.








VII
Cuando un magistrado declara que
los desaparecidos lo tienen curco,
hay que suponer que el peso de su conciencia
lo lleva en la espalda.


"Los desaparecidos me tienen curco"
La célebre frase atribuida a Israel Bórquez, Presidente de la Corte Suprema de Chile en años de dictadura, deja de manifiesto la insensibilidad del poder judicial frente al drama y su sometimiento a las autoridades militares de la época, así también como su complicidad frente a los atropellos a los Derechos Humanos que se cometieron.





VIII
Estamos quietos.
Duelen las manos
De tanta poesía retenida.

Callamos.

Arde en la garganta
Un sol
Lleno de pájaros trinadores.

Absortos.
Nada perturba
El silencio derramado.


Agosto 1983, un día en que Chile restaba a nueve “presuntos extremistas” de sus once millones de habitantes “presuntamente vivos”. Y el horror seguía carcomiendo inocencias.







IX
Mírame.
Huye en mis pupilas.
Nunca nadie podrá encontrarte
Aunque me saquen los ojos.






X
Definición de nuestro tiempo

La mejor idea del dolor.
Nudo ciego atando noches.
Cruenta penitencia sin pecado.
Eco angustioso de estrellas destrozadas.
Tortura guiñando ojos
Por los tejados de medianoche.
Sol decapitado
cualquier amanecer.


Un día 30 de marzo de 1985, en el camino a Quilicura, cercano al aeropuerto de Pudahuel, se encontraron los cuerpos degollados de: Santiago Nattino, José Manuel Parada y Manuel Guerrero.
El horror de la noticia hizo estremecerse a todo un país. La vida no valía nada para el poder institucionalizado.
En agosto de 1985, el ministro José Cánovas Robles encargó reos a jefes y miembros de la Dirección de Comunicaciones de Carabineros (DICOMCAR), dependiente del servicio de inteligencia de la institución.






XI
Todo esto es triste.
Aunque en cada nube
Anide un pájaro de colores.
Y es más triste.
Como si la luz infinita
Fuese una sola lágrima ardiente.


Marzo 1985.
Demasiado horror para vivir poesía.






XII
Cautela

De pronto,
al centro de la nave mayor,
apareció Jesucristo.
El sol vaciló en los vitrales.
Las paredes bajaron los ojos.
El aire se detuvo.
Pero todos fueron cautelosos.
Podía ser un infiltrado.






XIII
Es cierto.
Mi tierra tiene su vientre abierto.
Pero,
desde sus entrañas
comienza a florecer
una traviesa primavera
que nos guiña un ojo
y les saca la lengua.


Septiembre 1986. En Octubre sería el plebiscito.







XIV
¿Tiremos piedrecitas
sobre el fino cristal de la libertad?
Pero sin reclamar si se derrama de pronto
y ya nada puede detenerla.

 






XV
Como rocío temeroso
de titilante vida,
la voz apareció en el pueblo
y el pueblo apareció en las calles.
Entonces,
La cuerda de la verdad quedó
levemente tensa
y en el aire
una dulce música esparcida...

Plebiscito 1986.
Cuando voto a voto el pueblo dijo no a la cultura de muerte.

Poemas escritos entre los años de 1973 y 1986.


 

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