Ivoncarium


Yo sé...
Yo sé que el sol se recoge
escondiéndome tu rostro.
Y que la medialuna
Mediadormida
Mediasoñada
adormece mis versos negros alguna madrugada.

Y sé que Vallejos venció la batalla
y se quedó con infinitos heraldos
de todas las tristezas
ahorcadas
en cada rama del otoño.

Yo sé que el barco naufraga
cuando el rumbo lo marcan las hojas heridas
de un árbol lejano.

Y sé que el canto fluye del más hondo desengaño.
Y que la palma del mendigo florece cuando se extiende
y roza tu mano.
Y que toda noche termina aunque se beba a sorbitos.

Yo sé que la vida es luz.
Y la sonrisa del dolor un misterio.
Y ningún soneto resucitó al amor de Gabriela.
Y que Borges veía y Van Gogh escuchaba los mismos sortilegios.

Yo sé que estoy viva.
Llena de semillas
Cereales
y hierbas
desde que te amo.



Parte Meteorológico

Informo que después de continuos fracasos
se desató la tormenta
relampagueando los versos
por esta casa oscura.
Y con un canto tronado de astillas
atrapado en la garganta.

La lluvia lo ha llenado todo.
Anegando los rincones más claros
y los misterios más profundos.

No estaba preparada.
Hubiese necesitado esgrimir un paraguas
para que las letras se dejaran caer
más allá de mi rostro
de mi esencia
de mis días.

Es continua la gotera que retumba en el vaso.

Se espera nublado para los próximos días.
Quizás chubascos y llovizna.

Sea precavido.
Puede dejarme a mitad del camino,
(con mi carga de besos bajo el aguacero),
pero no olvide echar un rayo de sol
en el bolsillo de la camisa.
Siempre es bueno tratar de entibiar el corazón...
claro...
si se encuentra.

 

© Margarita Carrasco

 

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