¿Dónde andará Neruda?

Pablo_Neruda


I

¿Dónde andará Neruda desterrado?
fustigando infinitos con palabras congeladas.
Hostigando a la muerte,
a moscas
y al baluarte de barro de su último entierro.
Macchu Pichu le lleva abrigando a sus piedras,
artesano de pan,
confeso de vida...
cansado de ser hombre.
Te recuerdo triste en tu noche de versos.
Te recuerdo voz arenosa y piel aguijonada.
Tú engendraste la escarcha
la fe
y el abismo.
Poeta,
tu polvo nos espera en caminos derramados
y nos entra a los ojos con una preñez de futuro.
Resplandece tu boca muriendo de lluvia
delineando versos,
entreteniendo olvidos.
Tus poemas corrieron por las calle de Santiago,
(como la vieja y añeja sangre de tus niños de España ),
ungiendo yagas.
Tus ojos se adentraron en los peñascos
mirando al Mapocho,
enredado de penas.
Agujereaste tus huesos y te bebiste en su médula
todo el dolor de la patria cercenada.
Neruda...
las estrellas no florecieron
aquellas noches de septiembre...


II

¿Dónde andará Neruda mientras sin los versos
se muere Isla Negra?
Ahora...
aferrando palabras a tu paladar,
ya no envuelves nuestros oídos.
Las entrañas de tus bosques
y las lluvias de Temuco adentro,
se agitan,
ennegrecidas de tiempo...
aspirando barcarolas
y tus frases desordenadas en la niebla.
Ya no se escuchan los trinos isleños de Rupanco.
Piedras Negras han surcado tu vientre
de alientos y llamas.
Conjugando tu pena
se derrama el dolor del poema en mí
emanando la misma patria.
Así...
Tu recuerdo va laceando los aires
que no han conocido vuelos.
Dime...
¿Quién...?
¿Quién cerró las puertas del mar
cuando se derramaba desde tu seno?
¿Quién fajó tus mareas?
¿Quién amortajó tus olas?
¿Quién...?


III

¿Dónde andará Neruda...?
¿Sacando a tiempo constelaciones de cielos?
¿Guiando a la Osa Mayor sobre espejos polarizados?
¿Sosegando la ira de esta tierra?
¿Temblando vientos del sur?
¿Dónde andará Neruda
destilando poemas d invierno...?
En lugares olvidados donde estos pies no pasan.
Naciendo en el trigo,
en Temuco
y Atacama.
Y en rocío de la cebolla
y en el aroma del congrio.
En el silencio
y en las parras....
Rebalsando ramales,
Respirando palabras,
confines
¡y tanto decretos quebrados!
Bienaventuradas tus varas de hierro,
Tus nubes sempiternas destilando poesía
Y goteando esperanza a los hombres.
Bienaventurado, poeta.
En ti hemos aprendido
que el camino del trueno
es también el de los versos.


IV

¿Dónde andará Neruda desterrado?
Arrastrando la montaña...
sauces,
álamos
y araucarias...
tanteando que te oigan...
¿Dónde?
Dónde....
Tu hoja no cae.
Mora,
como los versos,
detenida.
Lámpara en tierra.
La sustenta el monte donde vigilas altivo.


V

Es la hora.
Alza la luz de la palabra.
Tiende las entrañas en tu garganta.
Emana del sepulcro
jubiloso de muerte y huesos estremecidos.
Libera a tu lengua turbada
y a tus desgarradas islas.
Retorna a la "Hormiguita"
Que no engañó la partida.
A Matilde semillera.
Brota en las calles y en bocas de niños
Y en las constelaciones que tú engendraste.


VI

¿Dónde andará Neruda callado?
Toda palabra cantó en tus labios,
jugoso melocotón chileno,
señora de la obra de tus manos.
Toda palabra caminó tu sendero.
Luna, noche, estrellas trizadas,
gusanos, caracolas y suelo.
Y tu Albertina coronada
bajo el otoño emboinado.
Soberana de veinte poemas
y la desesperanza asociada.

Neruda,
Tu nombre es tierra y eternidad en tu silencio.
Enjuncaste a tus columnas todas las puertas.
Llenaste tu boca de aldeas y escondrijos purificados.
Acechaste de redes corazón
trabajo
y sangre derramada.


VII

¿Dónde andará Neruda acallado?
Sin ti
esta tierra parece estremecerse oprimida en silencio.
Ya no dispone en tu arco la saeta de sus surcos.
Y las garras la quebrantan destruyendo templos.
¿Dónde duerme el trono de tus párpados?
¿Qué te ofreció la lisonjera muerte?
¿La guitarra de la infancia?
¿El regreso de la madre?
¿O un encuentro de luces y suspiros?
Caracolas cantan los sonidos del Pacífico.
Mujeres desnudas atadas a las proas
lloran la ausencia del poeta.


VIII

¿Dónde anda Neruda verseando?
Tú, humilde.
Tú, orgulloso.
Tú, soberano.
Tú, alfarero del respirar americano.
Tú, pescador de pueblos y verdades.
Tú, mar crucificado.
Cáliz de brasas y porción de palabra certera.
Tus palabras cargaron la vigilia del que ve y sufre.
Revoloteas este cielo azulado
corrompido de nubes
ajenas de lluvia y siembra.


IX

¿Dónde andará Neruda señor de sabores y mesas?
Y comiste caviar
Y tragaste pan negro.
Alegraste cautivos
Y bebiste el sudor de las quejas.
Germinaste en tu vientre cánticos de rocas liberadas.
Invocaste al sol sus ligaduras para atar los hielos eternos.
Y sumirte al clamor de montes y temblores de humo.
Abrazaste a las piedras entibiando sus recuerdos.
Tu boca consumió el fuego de braceros sureños.
Tragaste granizos e inclinaste las alturas.
Y dejaste al descubierto los cimentos del mundo.


X

Neruda
Tu saeta dispersa
acrisolada
obrera
y sedienta,
rauda
segura,
fue palabras
jamás espada.

Y hay un calor que hoy te libera.
Y el polvo de tus versos triturados va invadiendo calles...
Pueblos ignorados se confiesan en tu voz
Y los ejes de la carreta americana
Comienzan a escucharse engrasados.
Apareces
cóndor en la cresta de Los Andes.
Callejeas
pisando densa niebla
las arrugas de esta patria
impregnada en mollejas y huesos carcomidos,
¡con tanta poesía ceñida!

¿Dónde andará Pablo Neruda
silencioso
escuchando versos de esperanzas sin ruidos?


Escrito en el décimo Julio que no te ha conocido.
(12 de julio de 1983)
Un día de invierno por decreto supremo.

 

© Margarita Carrasco

 

 


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