TRES VECES NEGARME


 
I

Luna menguante en tus ojos
sol poniente en mi piel,
y una saudade de miel
que me parte el corazón.
Rememoro sentimientos
ocultos y gozosos
deleites musitando
una rebelión encendida
y un estribillo de flores
en el vuelo azul
de una cordada de golondrinas,
que huyendo de los ventisqueros
anida íntima
en los sonajeros de la primavera.
Luna llena en mis ojos,
sol naciente en tu piel
y un amor que brota rebelde
desde el tálamo de mis sueños
proclama mi pueril abandono
e indolente dejadez
para hacer realidad
aquellos besos que confiné
en las celdas negligentes del olvido.

II

Pacté conformismo,
negocié interesadas renuncias
y un continuo negarme
y destituirme
cuarteó de surcos profundos
y vestigios innominados
la nobleza de mi corazón.
Todo lo sepulté cobardemente,
todo lo ahogué de abandono
y temor,
ocultando mi rostro
en los pecíolos envejecidos
de las estaciones.
Me he prohibido gritar
lo que en mi pecho
brota rebelde.
He renunciado a expresar
lo que en mi corazón
sigue y sigue naciendo
arrebolado
por una noble pasión
y un dulce desenfreno;
pero en la fría desnudez
de mis labios
se forjaron cantos de acero,
se lloraron himnos de acanto,
fermentando ilusiones dormidas
y caricias de cilantros.

III

No es un sedicioso antojo,
no es un indulgente capricho,
si acaso; un inefable deseo
que el blanco cálamo
de mis falanges rubrica
en el aliento de esos días
que se mecen a la deriva
en un mar bañado de estrellas
y recio rocío de las madrugadas.
No quiero tragar ahogados
suspiros.
Me niego a paladear
amarga congoja.
Ni tan siquiera deseo profesar
sincero arrepentimiento
por tener que regresar
a la nada y ser nada
porque mis ojos
abandonaron la grey
de las tinieblas
y fueron acariciados
por otros ojos,
porque mis labios
acallaron palabras
y fueron besados
por otros labios;
porque mi alma
rindió tributo a su cuerpo
y fue abrazada por otro
cuerpo.

 

Aroma de Mujer


 

 

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