Ya lo sabes
o al menos
eso parece.
Porque ya tus ojos no sonríen
ni tu boca me observa,
porque ya no aprietas el corazón
para que no escape.
Es una lástima.
Ahora tus manos no acarician frases
con el mismo cuidado y paciencia
del que teje cobijas de sueño.
No.
Hoy estás tan parecido
a esos pobres miserables
que has quedado al descubierto.
Ya lo sabes
sabes que te amo
pero ahora que has tenido el amor
fallecen tus ganas de cuidarlo.
Es una lastima
-y no de esas de pena
sino de aquellas que lastiman-.