Scripta Manent

cristal


             He conservado el fuego del infierno
                                                                porque si no no quedaría
                                                                                  nada para mí.

                                                                                            Goethe

Siempre has quitado este velo y he acompañado tu soplo.
Distante como el pájaro me diste de beber con tu vuelo.
Sereno como la distancia aprendí en ti que contemplarte
es sólo el principio. Extraña confusión en esta aurora
de alhambras, pero he de saber que cada punto está
trazado sobre el infinito y así como llego también me voy.
Luminoso caes sobre mis entrañas y en cada paso de seda
hay un naipe que leeré dos veces, ese es mi destino.
No creo en esta civilización, ni en sus murallas, ni en sus
juegos de cemento, no voy a condenar mi alma.
Hay algo para ella y no está en la deriva y si lo está
es en aquella que estaba esperando como un astro.
Subo a mis ojos, columpio mi voz en el éter, como ayer
nada he descifrado, como ayer me encuentro con mis dioses
soy un niño loco, un ser desesperado tocando todas las ventanas
un hilo que desangra nieves, yo conozco sus venas.
Soy mi fantasma, mi propio artificio, el camino hacia la estrella
alguna vez fue mío, pero prefiero olvidarlo, amo este instante
penetro la voz de la rosa cifrada en el viento, sé de un pubis
que celestial camina con calles de inocencia y vive lejos.
Mi vida es el momento más serio de mi soplo. Mi corazón
es el brillo que cuida de naves y de terciopelos. Las conozco todos,
los sé todos y es mi pretensión el hilo que me defiende de otra.
Camino entre unicornios de hecho todos estos días me hablan
me cito con ángeles, también con demonios, respiro aires de árboles
también de epopeyas, camino como un derrotado y río de todas
mis preguntas. Soy tan ruin como mi más celeste estética vibrando
a cada instante y cuando algo me provoca también me ilumino.
En vez de sangre en mis venas corre el sol.

 

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