Déjame enterrado
en el anillo
de tu mano.
Para que lo sepan
todos,
luzco en mi frente la sombra
condecorada de sueños
que nacieron en tu alcoba.
Déjame enterrado
en el anillo
de tu mano.
Sobre tus dormidos
muslos
cae la luna sin tejado.
La jarra de tus caderas
guarda la noche de mayo.
Déjame enterrado
en el anillo
de tu mano.
Quiero la sal de los
siglos
y el rumor de las escobas,
para barrer en mis labios
todo lo que no te nombra.
Déjame enterrado
en el anillo
de tu mano.
Déjame tu luz del
último
beso encendido a disparos,
bala que mi carne acoge
como cristal de Murano.
Déjame enterrado
en el anillo
de tu mano.
